Todo lo que necesitas saber, desde la hoja hasta la taza.
¿Sabías que casi todos los tés del mundo provienen de una única planta? La majestuosa Camellia sinensis. La increíble diversidad de sabores y aromas que conocemos no depende de distintas plantas, sino del arte y la ciencia de su procesamiento.
La oxidación (reacción con el oxígeno) y la fermentación (acción microbiana) son los procesos clave que definen el carácter de cada té, creando perfiles de sabor únicos y distintivos.
Té Verde
Té Blanco
Té Amarillo
Té Oolong
Té Negro
Té Pu-erh
Mínimamente procesado, conserva la pureza de los brotes más jóvenes.
Perfil dominado por notas florales y frutales.
La oxidación se detiene con calor para sellar su frescura.
Carácter predominantemente vegetal y fresco.
Un proceso de "amarilleamiento" lento le da una suavidad única.
Notas dulces y melosas, sin el toque vegetal del té verde.
El arte de la oxidación parcial crea un espectro de sabores.
El más versátil, con un equilibrio único de notas.
Completamente oxidado para desarrollar sabores profundos y maltosos.
Intensidad marcada por notas maltosas y de frutos secos.
Un té post-fermentado que mejora con los años, como el vino.
Sabores profundos a tierra húmeda, madera y champiñón.
Cada tipo de té ofrece una experiencia única. Comparamos sus características clave en una escala del 1 al 5.
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